16.7.08

La espera desespera.

Un cuerpo. Un cuerpo solo, sumido en sus pensamientos.
Así va por la vida, acostumbrado a todo, acostumbrado a la rutina. Porque en su vida todo es siempre lo mismo: siempre viendo los mismos rostros, haciendo lo mismo. Camina esperando que algo lo sorprenda, que algo nuevo aparezca en su vida porque esta harto, cansado. Sigue esperando que algo –o tal vez alguien- cambie todos sus esquemas, que rompa con su rutina; pero mientras tanto sigue esperando, porque otra opción no le queda. Cansado, pero sigue esperando. Y ese cuerpo sigue alienado, metido en su propio mundo, sin importarle nada ni nadie. Nada de lo que les pase a los demás, esos otros cuerpos que lo rodean tal vez también ensimismados. Y aunque él no lo sepa -o no se de cuenta- esos cuerpos son los que mantienen su vida con un mínimo sentido. A él eso no le importa, y continúa con su espera, como un cuerpo inerte, como un ente. Pero lo que no sabe, es que en realidad la clave para cambiar está dentro de él, y no fuera..

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