Que irónico que resultó ser todo esto.
Los códigos se fueron al carajo, y creo que muchas otras cosas también.
Las cosas que pensas que son de cierta manera, terminan siendo de otra completamente opuesta. Estaría bueno tener límites, o aunque sea uno. ¿Pero que estoy pidiendo? ¿Límites si no hay códigos? Imposible, porque si hay códigos, hay limites. Pero nunca puede haber algún limite, si los códigos no existen, porque no hay nada que te impida nada. O tal vez exista, pero como no importa los daños o las consecuencias que haya si uno pasa ese limite, lo hace.
Si, lo hiciste. La verdad no se de qué me asombro ni por qué me duele, ya tendría que haberlo visto venir. Pero no me duele el hecho, sino la actitud. Y estos son los momentos en que te das cuenta que diferente que es la forma de pensar de cada persona y también las prioridades y por lo tanto la importancia que les dan a las cosas, aunque te duela.
Aunque me duela..
18.7.08
16.7.08
La espera desespera.
Un cuerpo. Un cuerpo solo, sumido en sus pensamientos.
Así va por la vida, acostumbrado a todo, acostumbrado a la rutina. Porque en su vida todo es siempre lo mismo: siempre viendo los mismos rostros, haciendo lo mismo. Camina esperando que algo lo sorprenda, que algo nuevo aparezca en su vida porque esta harto, cansado. Sigue esperando que algo –o tal vez alguien- cambie todos sus esquemas, que rompa con su rutina; pero mientras tanto sigue esperando, porque otra opción no le queda. Cansado, pero sigue esperando. Y ese cuerpo sigue alienado, metido en su propio mundo, sin importarle nada ni nadie. Nada de lo que les pase a los demás, esos otros cuerpos que lo rodean tal vez también ensimismados. Y aunque él no lo sepa -o no se de cuenta- esos cuerpos son los que mantienen su vida con un mínimo sentido. A él eso no le importa, y continúa con su espera, como un cuerpo inerte, como un ente. Pero lo que no sabe, es que en realidad la clave para cambiar está dentro de él, y no fuera..
Así va por la vida, acostumbrado a todo, acostumbrado a la rutina. Porque en su vida todo es siempre lo mismo: siempre viendo los mismos rostros, haciendo lo mismo. Camina esperando que algo lo sorprenda, que algo nuevo aparezca en su vida porque esta harto, cansado. Sigue esperando que algo –o tal vez alguien- cambie todos sus esquemas, que rompa con su rutina; pero mientras tanto sigue esperando, porque otra opción no le queda. Cansado, pero sigue esperando. Y ese cuerpo sigue alienado, metido en su propio mundo, sin importarle nada ni nadie. Nada de lo que les pase a los demás, esos otros cuerpos que lo rodean tal vez también ensimismados. Y aunque él no lo sepa -o no se de cuenta- esos cuerpos son los que mantienen su vida con un mínimo sentido. A él eso no le importa, y continúa con su espera, como un cuerpo inerte, como un ente. Pero lo que no sabe, es que en realidad la clave para cambiar está dentro de él, y no fuera..
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